TheAmazing E. of Captain K. V

"Siéntate a mi lado."
"Mejor descansa…"
"Ven." Palmea la cama, llevándolo a su lado.
"…" Manuel suelta un suspiro, se pone de pie dejando en abandono la silla y se sienta en la cama de Arthur, a un lado del rubio. "¿Me vas a regañar por no hacerte caso allá afuera?"
"No debiste hacerlo, te dije que te mantuvieras a  salvo. Pudo pasarte algo"
"No soy un estúpido."
"Lo sé, no es que no confíe en ti. Tienes mucho potencial" Arthur hace una pausa. "Pero de todos modos me preocupas. Si fuera cualquier otro no me afectaría."
"No podía dejarte solo, preferiría morir en ese momento que ver que te asesinaran sin que yo hiciera nada. Entiéndelo."
"Ya veo." El rubio sonríe, cerrando los ojos. Extiende la mano y alcanza la melena castaña del otro, acaricia su cabello un instante y luego lo atrae hacia sí mismo. Manuel intenta no acercarse mucho para evitar dolores pero Arthur de todos modos le obliga a que esté apoyado en él. "Hace poco cumpliste tus diecisiete años, te están convirtiendo en todo un hombre. El modo en que acabaste con esos sujetos es señal de que ya no eres un niño"
"Era algo que tenía que hacer." Manuel desliza sus dedos por el pecho de Arthur, palpa suave por sobre las vendas recién puestas.
"¿Sabes? Todo esto me hace pensar en un caso parecido. ¿Tienes idea de quién fue el primer pirata chileno?"
"Sólo sé que yo no…" Entrecierra los ojos.
"Le llamaban Chango  Moreno, si mal no recuerdo era oriundo del puerto de Valparaíso. Esta historia la sé desde que era adolescente, conocí en persona a los piratas que lo llevaron. No puedo evitar encontrar que la historia es coincidente con nuestra propia historia." Ríe un poco. "Ese mestizo a tu edad fue pidió ser parte de la tripulación del capitán Kirk."
"Es como una versión corta de tu apellido, Artie."
"Algo así… De todos modos el mío es mejor y más original. Como te contaba, a sus diecisiete años fue tripulante de este pirata inglés, con el tiempo el capitán notó que el mestizo tenía una destreza única además de serle fiel en toda instancia. Más lo comprobó cuando estuvo en Liverpool y por poco un enorme sujeto casi lo mata, el Chango mestizo sin pensarlo dos veces atacó al sujeto que atacaba a su capitán y dejo a todos sorprendidos. Obviamente el más sobrecogido fue el capitán Kirk." El inglés se sentó en la lecho, apoyando la espalda en el respaldón de la cama. Manuel alzó el rostro cuando Arthur colocó una mano en su mejilla, le miró a sus verdes ojos. "Algo parecido nos ha pasado hoy"
"Supongo."
"Decían que su piel  canela cautivaba, sus ojos negros eran como la noche y que sus pómulos pronunciados eran llamativos." Lo observa fijamente. "Pero la joya que tengo conmigo es mil veces mejor. Porque su tez es clara, sus ojos son castaños como su cabello que me recuerdan el otoño de mis tierras, y su rasgos faciales finos casi femeninos hacen que cualquiera lo confundan con un ángel."
"N-no digas estupideces." Baja la mirada, avergonzado. "Ni soy tan así… No parezco mina"
"En los griegos la belleza más agraciada eran los muchachos andrógenos." Acaricia su mejilla, obligándole otra vez a que le mire. "Pero no te preocupes tanto, aún eres demasiado joven para ser definido. Quizá con el tiempo te vuelvas bruto, de quijada marcada y feo… ¿Eso es lo que quieres, verdad?" Entrecierra los ojos, soltándole.
"¡No tan así tampoco!" Se siente ofendido.
"Si es por eso, ser uno más de tantos no tiene gracia."
"Pero tampoco soy lindo."
"…" Le mira seriamente.
"Tú sí."  Se sonroja al admitirlo. Es algo que no puede evitar. "Eres bonito de verdad, rubio… ojos verdes, caballero. Eres lo que las mujeres buscan."
"Que adorable." Deja la seriedad de lado para sonreír cuando escucha a Manuel hablar.
"¿Y qué paso con Chango Moreno?"Le cambia el tema.
"Oh, pues… Su capitán en agradecimiento le dijo que le pidiera lo que fuese, y eso fue convertirse en marino. El capitán le extrañaría pero le concedió ese deseo, le dejo bajo el cuidado del marino James Broock, de él aprendió lo necesario para ser marino. Era su deber cumplir con el deseo de su tripulante que fielmente le había salvado."
"Es bueno que cumpliera con su palabra."
"Los piratas cumplimos cuando nos cumplen. Si tu me pidieses algo en estos momentos… cualquier deseo tuyo, yo lo cumpliría." Sin duda le cumpliría cualquier capricho a ese joven, no sólo porque le ayudase hoy sino por el simple hecho de complacerle. "¿Quieres que haga algo por ti?"
"No" Simple, corto y sincero.
"Vamos, debes tener algo que quieras."
"Nada" Puramente nada. "No necesito una recompensa por ayudarte. Lo hare siempre sin esperar nada a cambio." Dice con enfado. "No quiero nada y si tuviera un deseo sería algo personal, que lo haría por mi solo."
"No te enfades" Le revuelve las hebras castañas de su cabello. "Sólo era curiosidad"
"No me enojé." Mentía. "En fin, cambiando de tema. Ahora que estas lastimado el ataque a Francia tendrá que esperar. Debes recuperarte bien"
"Sólo un pequeño retraso, un día no más. El tiempo perdido será usado para entrenarte."
"Pero si se pelear."
"Manuel, hablo de modales de todo un señorito."
"¡Pero no quiero!"
"Es esencial, ya te lo he explicado."
"Ahg, no quiero terminar siendo un afeminado fleto. Ñai con alzar el dedo menique al tomar una tacita y…"
"…"
"¡Ah! No estoy diciendo que seas un afeminado por hacerlo." Intenta disculpar ese error, se pone un tanto nervioso por su torpeza. "Pero no quiero hacer nada."
"Empezamos hoy, vete que necesito descansar. Te quiero listo a las cuatro de la tarde."
"Pero estaremos en Inglaterra a esa hora."
"Exacto, allí empezará tu entrenamiento."

En Londres al fin, el barco  estaba a salvo porque la reina apoyaba a los piratas que no eran vistos como tales sino como nobles caballeros así que no corrían ningún riesgo al pasar libremente por Londres. Ese par de día los piratas tenían los días libres así que podían ir a sus antiguas casas quienes fueran de Londres o pasear o meramente pasar los días en alguna taberna. En tanto, en la casa de Arthur la cual quedaba en el centro de la ciudad la tarea no cesaba.
"Camina, camina, derecho… Así es, no permitas perder la línea. El brazo izquierdo apoyado en la espalda baja en todo momento… Manuel, ¿Me estas escuchando?"
"Me empiezo a aburrir." Y menos mal que no estaba Francisco, o sino estaría burlandose de él a carcajada limpia.
"No es tan nuevo estos modales educados en ti…" piensa el inglés, recordando que Antonio estaba educando a Manuel cuando niño para ser todo un señorito. "Sólo un poco más, sólo lo básico." Al menos hablaba bien el inglés, en cuanto al francés era un desastre que debía corregir.
"Ya…" Y empezó a caminar como un joven elegante, obedeciendo a las enseñanzas de Arthur, debía aprender todo eso en tiempo record. Pero… Se cae a medio camino, yéndose de bruces al suelo. "¡Puta la wea!" Gruñe
Arthur se levanta de su sillón lentamente, al menos la herida ya no duele casi nada. Ayuda al otro a reincorporarse. "Otra vez."
"¡No por favor!"
Treinta minutos después ya algo se podía ver de progresos, el chileno caminaba con la espalda tan derecha que hasta había ganado unos centímetros de altura, el mentón empinado y la nariz elevada le hacían ver como un chico presuntuoso y de familia adinerada. Ya no se caía tanto, por lo que Arthur retiró el libro que había puesto en su cabeza para guiarle.  "Ahora vamos a cenar."
"Por fin."
"Allí te enseñaré que utensilios ocupar, como sentarte, como comportarte, qué temas tratar en la mesa."
"…" Expresión de angustia.
"Después creo que ya no te falta nada, así que tendremos la noche libre."
"¿Me llevarás a conocer tu ciudad?" Pregunta emocionado
"Claro, conozco lugares muy lindos para enseñarte."