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La Prusianizacion del ejercito de Chile

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1883

"La guerra siempre nos llenará de júbilo cuando es una campaña exitosa, sin embargo pese a las glorias siempre tendremos un vacio que jamás podremos llenar. Ese vacío al perder a tantos de los nuestros en el campo de batalla, jóvenes, adultos, niños, viejos, mujeres, hombres, todos por igual, todos y cada uno de ellos que dieron su sangre por la patria. Por eso hoy festejamos el triunfo de la guerra, pero también debemos festejar por nuestros caídos, porque ellos hubiesen deseado ver a todo chileno con una sonrisa en el rostro y paz en el corazón al llegar por fin un momento de tranquilidad tras ganar la guerra, que ver los rostros marchitados de su gente. Hoy celebramos por los que no están presente hoy en día, pero que si lo estuvieron arduamente en ésta cruda guerra del pacifico."

Terminó de dictar el discurso, observó desde el pódium un segundo a sus hombres, rostros cansados pero que no disimulaban la satisfacción de una victoria.

"y gracias a todos ustedes también por hacer este sueño posible, primeramente de un Chile independiente ahora de un país fuerte con visiones hacia el futuro que nos espera"
Era lo que le faltaba decir para abandonar el escenario con ovaciones de su público por detrás, el aplauso estruendoso y los gestos de orgullo nacional se hacían participantes en ese gran salón.
El joven estrechó las manos de todo quien se acerba a él para saludarle mientras se encaminaba a la mesa que le habían asignado. Allí tomó asiento y pensaba que ya podría estar libre de todo ¨acoso¨, pues era todo un fantoche a estas alturas, pero no faltó el teniente que chocaba el metal del tenedor en la copa de vino que levantaba.
"Un brindis por usted, señor." Anunciaba el teniente, a su lado su mujer.
"Salud." Levanta la copa en la mesa y brinda, a los instantes muchos imitan el gesto.

Por fin un momento de tranquilidad cuando todos beben del vino y prueban los manjares que se sirven en la ceremonia. El joven está ensimismado en su mundo propio, acaba de ganarle a la confederación liderada por Miguel y Julio, ¿Cómo era que había podido contra Perú y Bolivia juntos? Pues simplemente Chile era mejor que ellos y todos los latinos (o eso es lo que se tenía bien creído) pero sin embargo esto no lo tenía tan eufórico (nunca lo fue, de todos modos) pues ese par son y serian por siempre sus hermanos y él no sólo le había quitado sus territorios sino también se había ensañado con la gente de Miguel y al mismo tiempo con la  gente de Julio.

"¡Detente! Ya has ganado, ya es suficiente ¡Deja a mi gente en paz!"
"…¿Eso quieres?" Parecía estoico, no le conmovía ver a Miguel sosteniendo a uno de sus hombres entre sus brazos, asistiendo a los agonizantes suspiros de su gente. "Le estaba haciendo un favor… ¿Acaso a ti te gustaría sufrir tanto para morir?"
"…" Miguel se le quedó viendo horrorizado, por su mente pasaban recuerdos de él junto a Manuel cuando eran niños y ahora tenía a ese mismo Manuel en frente pero… "¿En qué te estas convirtiendo?"
"En un gran país." Le sonrió contento, casi inocente… Y así se daba media vuelta y dejaba al hombre moribundo a quien iba dar fin, lo dejaba con Miguel pues era su gente, más allá vio a un muy lastimado Julio mirándole con recelo mientras se sobaba su brazo dañado.
"Las guerras son así, ya no somos niños para hacer de esto un falso juego." Aseguró el chileno antes de dejarlos a ambos.

Ese día abandonaba Lima, hasta donde había llegado, y también abandonaba por mucho tiempo lo que había sido una buena infancia junto con Miguel y Julio.


Quizá se había pasado, ¡Que decía! Claro que se había pasado de la raya y se había ensañado con la gente de Miguel y Julio, pero también él tuvo pérdidas importantes, gente a quien estimaba y sobre todo a ciertos huasos que lo habían criado… Eso había desatado la ira silenciosa del chileno. Eran dos contra uno, se repetía todo el tiempo, era él o eran ellos.
Quinta copa de vino, siempre el fiel y buen vino. Aún así estaba quieto en su silla mientras muchos bailaban o caminaban por allí.

"¿Está bien, señor?"
"Sí" Ladeo un poco el rostro para ver a su fiel secretario, un chicuelo un año menor que él "Es sólo que… Creo que tengo tantas cosas que hace y estoy a medio camino. No sé si estoy haciendo las cosas bien realmente." Habían dos personas con las que se sinceraba en asuntos políticos y territoriales,  el que tenía el primer lugar era Arthur, pero no estaba… El segundo el muchacho a su lado.
"¿Quiere que mande a llamar a  Sir Arthur?"
"No es necesario, está en sus tierras tratando asuntos… Además en unas semanas vendrá a Valparaíso. El me lo prometió. "
Pasaron unos segundos de silencio y el secretario volvió a hablar. "Se siente culpable, es normal."
"Quizá no me estoy convirtiendo en un gran país… Sino en un gran veneno…"
"Las guerras son así de malas, mucha gente muere y las relaciones con gente que estima se pierden. Pero el tiempo cura muchas cosas además el hecho de que se sienta así en estos momentos es bueno."
"¡¿Cómo va a ser bueno, weón?!"
"Pues demuestra que es humano." Sonríe un poco.
"…" Piensa en esas palabras y al cabo la sonrisa del otro le contagia. "Pero no es como si fuera débil ¡Que quede claro!"

1885-1886

Pasaron los años y un periodo de relativa tranquilidad experimentaba la gente de Chile. Los asuntos que ahora mantenían ocupado a la joven república ahora eran más serenos.
Justamente ahora le tocaba una reunión ¨De suma urgencia¨ en la zona sur, como lo había dictado el presidente. Fue el último en llegar donde estaban todos reunidos, pues tuvo un largo viaje desde Antofagasta donde estuvo con la colonia Croata de esa parte de Chile. Entro en la antesala  y se encontró con un señor conocido que lo esperaba.

"Buenas noches, lamento la demora." Estrecha la mano del  mayor.
"Les expliqué sus motivos a los demás, Manuel." Dice un hombrecito rechoncho de bigotes y cabellera oscuras con unas cuantas canas. Es el presidente de Chile, Domingo Santa María.
"Manuel, por fin llega." Un sujeto de cabellera rubia se asoma desde la otra sala al escuchar al recién llegado. "Me estaba preocupando por usted"
"¡Arthur!" el chileno puede controlar muchas cosas, pero no su devoción por Arthur Kirkland. No se priva de darle un abrazo desenfrenado que por poco hace que el inglés se caiga para atrás
"Creo que no nos vemos de hace tiempo" El rubio le da unas palmadas en la cabeza al menor cuando cobra todo equilibrio.
"Pensé que te habías olvidado de Chile." Le recrimina.
"Lo siento, tardé más de lo previsto."
"Manuel, deje tranquilo a Sir Arthur. Se está comportando como un niñito exigente." Dice el presidente quien trata de mostrarse duro pero no evita reír un poco.
"…" Manuel se aparta de Arthur un poco "Ah, viejo… ¿A quién le dices niño? Creo que estas senil…ya sabes, la edad."
"Vamos, mejor entremos que los demás están esperando." Dice el presidente, abriéndose paso entre ambos y entrando en el salón.
"Ha crecido un poco desde la última vez que lo vi"
"Evidentemente, ya soy todo un hombre como ves."
"Para mí siempre será el niño que conocí hace tantos años."
"…" Frunce el ceño y le mira seriamente. "Estas TAN mal."
"Bueno, son cosas mía."
"Entremos."

Cuando ya todos los integrantes estuvieron presente se inició una de esas largas, tediosas, insoportables y desesperantes reuniones.
Manuel procuró sentarse al lado de Arthur y al menos eso lo mantenía contento pero escuchar tantos datos, estadísticas, recuentos, conclusiones y discursos lo estaban llevando al tope de su paciencia.  En la cita estaba presente también Ludwig, suponía que no era algo anormal pues desde el año 1850 que los alemanes son pieza clave en la historia de su país.  También estaba Francis por allí, quien había llegado tarde a la reunión. El francés se sentó cerca de Arthur y no se detuvo en acosarlo y molestarlo, cosa que empezaba a hartar al chileno.
Manuel estaba serio mirando hacia delante con los brazos cruzados sin moverse ni un centímetro de su asiento y seguiría viendo a los demás mover sus labios y no escucharles pero algo captó su atención.

"Por tanto, el ejército de Chile requiere atención urgente. Orgullosamente hemos salido victoriosos de la guerra del pacífico pero sin embargo este hecho ha demostrado que el ejercito de este país carece de muchas cosas fundamentales." Dice el presidente. "Quisiera oír opiniones al respecto antes de tomar una decisión."
"…" Nadie decía nada.
"Manuel." Susurra el inglés al chico que está a su lado.
"Dime"
"Están hablando de su ejército… Debería defenderlo."
"¿Ah…Dicen algo malo?" Es que no había estado al tanto de la conversación
"Eso debería saberlo usted."
"No, más bien el señor a tu costado debería opinar." Hace referencia a Francis. "De hace años que he dejado el ejercito en sus manos."
"Je? ¿Pero qué quejas pueden tener de mi modelo? Han ganado la guerra." Se defiende el francés, sintiéndose ofendido.
"No me estoy quejando, son ellos los que molestan." El chileno señala con el mentón a unos cuantos hombres políticos.
"El modelo de Francia es débil e ineficaz."
"…" Tanto Francis como Manuel y el mismo Arthur se quedaron sorprendidos de escuchar de quien provenía ese comentario. No era ni nada más ni nada menos que de Ludwig.
"¿Qué es lo que dice?! " Saltó un ofendido Francis. "Tú no tienes ni idea de asuntos de guerra de este país. En cambio Francia e Inglaterra han estado casi desde los comienzos de la nación"
"No necesito estar en este país desde sus comienzos para enterarme cuando en Europa sé que Francia está perdiendo mucho en sus guerras últimamente" Argumenta el alemán. Levanta una ceja "¿O lo vas a negar?"
"…Eso no tiene que ver aquí"
"Demuestra que el ejecito francés y todo el modelo es débil."
Muchos murmullos se hacen presentes en la sala.
"Opino lo mismo que el señor Ludwig." Dice un político.
"Me sumo también." Dice otro señor importante. "Francia nos ha dado muchas cosas buenas pero también hay huecos que hay que tapar y está haciendo falta un nuevo modelo en el ejecito de Chile. Una remodelación."
"Chile…" Le habla Ludwig a Manuel.
"…" El chico le observa en silencio, atento.
"Si aceptaras el modelo que te puedo proponer tu ejercito sería mucho mejor."
"Yo…No sé qué decir… No tengo quejas con el modelo de Francia."
"¡Ya ves!" Celebra el rubio francés.
"Pero en esta última guerra perdí más gente de lo presumido. No sé qué hacer…"
"…" Otra vez la sala se llena de silencio.
"Nuestros amigos extranjeros nos han ayudado mucho en todos estos procesos." Habla el presidente, con serenidad. "Sir Arthur junto con Lord Cochrane han hecho un excelente trabajo con la marina de Chile y sé que lo seguirán haciendo."
Al menos no tenían pensado remover los modelos que Arthur había instalado.
"Y el modelo francés junto con muchos más aportes de Francia nos han ayudado sin dudar en ningún momento. Pero tal como dicen mis compañeros, hay pequeños agujeros que llenar. Yo sugiero probar este nuevo modelo que nos ofrece el señor Ludwig pero mantener ciertas bases del modelo francés de todos modos."
"…" Ni Francis ni Ludwig parecían convencidos de ello, se miraban filosamente desde sus sitios. Pero no sólo a ellos les molestaba la medida, a Arthur era al que menos le agradaba la idea. Tanta gente entrometiéndose en las decisiones de Chile le fastidia.
Pero desde ese momento el ejército de Chile tendría un nuevo vuelco.


Pasaron unas cuantas semanas para cuando Manuel recibía un mensaje en su oficina. Al parecer tanto su presidente como la comitiva se habían reunido con un sujeto que marcaría la historia del ejército. Leyó con atención la carta.

"Tras el triunfo en la guerra del pacifico se hace necesario modernizar el ejercito. Una vez terminada la guerra, que se extendió entre 1879 y 1883, se evidenció la necesidad de mejorar la preparación de los cuerpos armados. Los tiempos modernos exigían una nueva organización militar, lo cual quedó en evidencia cuando algunos oficiales chilenos conocieron la situación de los ejércitos europeos, en particular del Ejército prusiano."
"ejército Prusiano…Prusiano." Susurró Manuel, le sonaba de algo, algo de lo que Ludwig le hablaba. El alemán le comentó que la doctrina francesa estaba perdiendo enormes batallas contra el ejército Prusiano.
"El coronel Jorge Boonen Rivera será uno de los propulsores de la nueva iniciativa, para ello ha requerido de la contratación del capitán del ejército prusiano; Emil Körner Henze y su comitiva." Allí terminaba esa hoja de papel, una segunda se desplegó por su mano.
"Que bueno, al menos ya han iniciado el labor y seguro me dejan alivianado el resto." Eso es lo que erróneamente pensaba.
Leyó la segunda hoja y el semblante sereno de Manuel se fue tornando cada vez más amargo e iracundo. Dio un puñetazo en el escritorio y una patada a este mismo luego. Soltó las cartas con intenciones de salir de la oficina pero su secretario apareció de pronto.
"¿Pasa algo malo?"
"Aureliano quítate de el medio o te paso por encima"
"S-señor, ¿Qué piensa hacer con ese trozo de madera?"
"¡Partirle la cara a ese tal Emil!"
"Pero señor, él es el capitán del ejército prusiano."
"¿Y a mi qué?" Se devuelve al escritorio y toma la carta que desató su cólera. Se la estampa al secretario en el rostro. "¡Me está ofendiendo!"
"…" El secretario comenzó a leer la carta en silencio.

"En análisis de  Körner sobre la situación de las fuerzas armadas chilenas luego de la guerra, refiere a la situación que cruza no sólo a la tropa sino también a los oficiales: El Ejército, lejos de ser una mezcla de todas las clases de la sociedad, se componía de las personas que no tenían capacidad o vocación para otra ocupación... era corriente la bebida y el juego además del vicio de la "camaradería" -convivencia con mujeres sin mediar matrimonio.. y la corrupción habría sido total si no hubiesen existido castigos en la forma más brutal, con bastón -hasta 200 golpes- y grillos."
"Debe tomárselo con calma, señor"
"¿Con calma? ¡¿Con calma?!" Manuel lo sacude de los hombros. "¡Me está llamando borracho y mujeriego! ¿Cómo chucha planeas que me lo tome con calma a ver?"
"…E-entiendo." Siendo sacudido.
"¡Y más encima quiere castigos a golpes!" El joven se da una palmada en el rostro. "Ya suficiente tuve con soportar los castigos de España ¡AH! ¡PERO SI YO DEBERÍA AGARRARLOS A  LATIGAZOS A TODOOOS!" gruñendo de rabia.
"Tranquilo, que no debe ser tan malo. Seguro cree que usted no es capaz de soportar su modelo de ejército, si quiere puedo mandarle una carta al presidente pidiéndole un retraso."
"NO" Le había dicho que no lo soportaría? ¡Pero si no era una niñita! "He soportado cosas peores, ¿Cómo un tonto prusiano va a poder contra mí? ¡jajaja!" Pone las manos en jarra en su cintura.  "Ya vera, iré tan puntual que tendrá que alabarme y tirarse al piso para lamer las suelas de mis botas." Se da la media vuelta agarra su chaqueta y gorra militar y sale corriendo de la oficina. "Me voy Aureliano, deséame suerte."
"Suerte señor… Pero la puerta está para el otro lado." Tarde llegó el aviso, el eufórico jefe se daba de lleno contra una pared.
"Puerta de… Como sea, Aureliano toma nota de esto: poner una puerta extra."  


Llegó tan puntual como se lo había estimado, no le quedaba tan lejos de la academia militar así que corrió la distancia. Estaba en una colina donde estaba la caseta de oficinas, seguro allí encontraría algún prusiano a quien cerrarle la boca. Observó colina abajo a esos nuevos jovencitos soldados, allí estaba el señor Emil Körner Henze dictando ordenes a los nuevos ingresados. Tuvo el animalesco instintos de agarrar una piedra y tenerla en la mano lista para lanzársela a ese tipo pero se quedó atónito y maravillado de todo el orden en que marchaban, ejercitaban, y realizaban las actividades los jóvenes de su país bajo el mando del capitán prusiano.

"Que sorprendente." Soltó la piedra.
"Llegas temprano."
"Ah, sí, un poco." Vio a Ludwig detrás de él. El alemán usaba su característico uniforme, estaba acompañado de un sujeto alto con uniforme color azul oscuro.
"Te debo presentar a alguien" Señala al sujeto a su lado. "Él es Gilbert Weillschmidt, será el encargado de tu entrenamiento personal."
"Un gusto." Manuel estrecha la mano del recién presentado, le sorprende la apariencia de ese nuevo sujeto. Tiene la cabellera totalmente clara y los ojos de un curioso tono rojizo.
"Él es Manuel, el joven al que debes entrenar."
"Encantado" Aprieta la mano del menor. "Tenemos mucho que hacer. Sin duda, usted no es un súper hombre."  
"¿Perdón?"
"Nada, nada."
"Yo los dejo" El rubio alemán sin mucho emotividad se va dejándolos solos.
"Bien,  como puedes ver, el awesome de yo te va a enseñar."
"¿awesoquewe?"
"¡Noo, no lo arruines así! Pff, no perdamos tiempo. Acompáñame allá atrás para cambiarnos de ropa, una más útil para entrenar"
"…"
Unos pasos más allá, ingresaron a una cabaña solitaria. Manuel entró en uno de los compartimientos y empezó a quitarse el uniforme. Se colocó ropa interior y un pantalón normal, las botas negras y sólo le faltaba la sudadera cuando entró Gilbert en el compartimiento sin aviso.
"Hola."
"¡AH!" Saltó de la impresión, no se esperaba su presencia allí adentro. "¡Todavía no termino!"
"No importa, necesito ver algo."
"…¿Q-qué cosa?"
"Mmm." El prusiano, que estaba en frente del menor, comenzó a tocar el torso desnudo del otro.
"¡¿Qué haces?!"
"Jajaja, eres demasiado mocoso. Pero bueno…" Le dejo de tocar. "Es mejor cuando son jóvenes o sino no sirve de mucho el awesome entrenamiento prusiano."
"No soy tan joven, ¿Sabes?"
"¿Qué edad?"
"Como 25."
"Seguro, seguro." No le creyó, obviamente. "Bueno, otra cosa que noté aparte de tu joven edad es que eres delgado… Necesitamos formar más ese cuerpo."
"…" Ya lo estaba ofendiendo. "¿Qué tengo de malo? Chasqueo los dedos y consigo una chica."
"No me refiero a eso." Sale del compartimiento. "Apúrate, te espero a fuera."

Tuvo la mala suerte de encontrarse con un día soleado, Gilbert le había hecho dar tantas vueltas alrededor de la manzana que sentía que el sol le freiría el cerebro. Después el europeo le obligo a llevar peso extra mientras corría, tanto en brazos, piernas como espalda. Posteriormente le  enseñó a usar rápidamente los cañones y armas mostrándole una técnica que le ayudaba a ahorrar tiempo. Otra vez le tocó correr el triple de las vueltas fijadas al comienzo y la tarde se pasó rápidamente entre ejercicios, mandamientos y risotadas de Gilbert… Algo le decía que a ese sujeto le gustaba reírse de la desgracia ajena.

"Por hoy terminamos."
"¿Eso es todo? Pff, podría estar todo el día" Estaba muerto, pero quería más y más.
"Ahora vamos a tu casa."
"…" Vamos le sonaba a mucho.

Media hora después estaban en la casa del joven chileno. Gilbert no necesitó ninguna invitación para entrar en la casa y observar todo en ella. Todo muy simple pero lleno de un horrenda desorganización y desinterés por la disciplina y el orden.

"Voy a inspeccionar tu hábitat"
"¿Cómo así?"
"Porque las palabras de un prusiano siempre son la verdad." Gilbert se refería al testimonio del capitán Emil. Rápidamente entró en una habitación y Manuel le siguió intranquilo atrás. "¿Qué es eso? Documentos sin leer fuera de los estantes."
"Iba a ordenar ahora que llegaba." Mentira, era desordenado innato.
"Jaja, seguro. Vamos a tu santuario personal" Camino a paso veloz al dormitorio del muchacho.
"¡Para! Allí no puedes entrar."
"Oh, ¿Qué es esto?" El prusiano no tiene escrúpulos en alzar un sostén a la vista del chileno. "Parece que una dama olvido esto aquí."
"No sé cómo llegó eso aquí"
"Supongo que tampoco sabes cómo llegaron estas." Toma unas cuantas pantaletas femeninas entre sus manos. "¡Distintos colores!"
"¡Basta! Son cosas personales." Les quita todas. "Seguro que a alguien se le perdió y punto."
"O las usas tú."
"¡No pedazo de im.---… Claro que no." No podía insultarlo, después le regañarían. Además debía de tenerle respeto a ese tipo, al cabo era su ¨capitán¨. Las mejillas se le tiñeron de rosa.
"Tan adolescente." Le toma las mejillas con las manos y se las estira. "¡Mira como te sonrojas!"
"¡Dejameee!"
Se soltó y guardó toda la ropa interior de chicas en un cajón que cerró rápidamente, tendría que tener cuidado ahora en adelante con las mujeres que se juntara.
"¿Cuándo fue el último siglo que tendiste la cama?"
"Ay, que importan esas cosas. Lo que importa es que me vas a entrenar y no le veo el asunto de que inspecciones una habitación para eso. ¡¿Cuándo me vas a enseñar a arrancarle la cabeza a alguien con los dientes o algo así? Me conformo con una técnica de sacar gargantas con los dedos."
"Es muy importan que yo conozca tu casa. Las cosas hablan mucho por ti." Levanta una botella vacía. "Al parecer bebes mucho, eres muy joven para eso."
"Era agua."
"¿Esas de allá también?" Señala unas cuantas botellas más esparcidas por el piso. "Y las hay por toda la casa. ¿Recuerdas lo que dijo el capitán Emil?"
"Ebrios y mujeriegos" Soltó un suspiro. "Está bien, bebo de vez en cuando pero no soy ningún alcohólico, tampoco soy mujeriego… Sólo me hago hombre como debe ser correcto ¿Qué tiene de malo? Es cosa de hombres. Los maricones no hacen esas cosas por eso  son  lo que son; porquerías inútiles" Eso le enseñaban los huasos de costumbres antiguas.
"Pero eres muy joven para beber. En vez de beber alcohol deberías nutrirte con zumos vitamínicos. ¡Ya sé! El awesome de yo te preparará zumos diarios para que bebas."
"¿Zumos? … ¿zumos?" Con un dedo en el mentón alzó la vista al techo. ¿Qué era un zumo? Recordaba que una vez Arthur le mostró una postal de una visita de las muchas que le hizo a Japón y allí salían unos tipos muy gordos con una especie de ¨pañal¨ "¿Cómo se bebe un zumo?"
"Como bebes todos los otros líquidos"
"Pero son muy gordos, y son personas…" Inocentemente.
"¿Qué?" Le mira extrañado, luego comprende a lo que se refiere. "Jaja, que idiota. Qué bueno que el awesome de yo está aquí para ser tu profesor sino serías una oveja muy perdida. Primero lo primero; ordena toda la casa y que quede perfecta."
"Estas bromeando, ¿cierto?"
"No, no, no."

El joven casi pone los ojos en blanco, los cerdos tenían mejor hogar y más orden que el suyo. Sin más remedio tuvo que ordenar la casa, pero unas cuatro o cinco veces porque a Gilbert no le convencía ese intento de orden. Tras tantos intentos la casa quedo limpia y reluciente.

"Sorprendente"  
"Awesome. Ahora al siguiente paso, toma tus cosas, haz tus maletas que de ahora en adelante vivirás en mi cabaña. Si queremos un cambio tendré que supervisarte cada segundo."
"No puedo vivir contigo, tengo cosas que hacer."
"Ya hablé con tus superiores, me dieron todo el permiso. Incluso puedo mandarte a que te lances a un volcán y tú debes obedecerme"
"¡Canallas!"
"Ahora en adelante la casa que deberás mantener en orden es la mía. Entrenaremos todo el día en aislamiento y te prepararé para ser tan awesome como yo. Bueno, no hago milagros pero eso intentaremos."
"AHGGG"
"Jaja, no te amargues. Si te portas bien te leeré un cuento por las noches."
"¡No soy un crio!"
"¿Qué tiene? Cuando Ludwig era pequeño le gustaba que yo le leyera. Era un niño tan adorable y tierno"
"…" Manuel se quedó en shock al escuchar eso.


Unos cuantos días después, Ludwig fue a hacerle una visita a su hermano mayor Gilbert. Entro a la cabaña pero no había nadie allí adentro así que supuso que tanto profesor como aprendiz estarían en el bosque entrenado y efectivamente allí les encontró. Vio que Gilbert abusivamente estaba sentado de brazos cruzados de modo muy cómodo sobre la espalda de Manuel mientras este hacia lagartijas continuas.

"¿Cuánto tiempo lleva allí?"
"Desde la mañana."
"…" Y ya estaba terminando la tarde.
"Lui, me vienes a ver. No puedes vivir sin el awesome de mi."
"Vine a ver si estabas bien… "
"Claro que si."
"¿Chile?"
"También está bien." Con el puño cerrado, le da unos golpecitos en la nuca al pelicastaño. "Ya terminamos."
"¿Ahora qué?" Pregunta el menor
"La casa, recuerda que tienes que ordenarla."
"Ah, sí maestro. ¡Ya voy!" Se pone de pie y ni parece cansado aunque estuvo tanto tiempo haciendo lagartijas. Pasa por al lado del alemán. "¡Hola Ludwig! Nos vemos en la casa."
"…" Conocía a ese chico y sabía que no era de obedecer ni ser amable con la gente que le dé una orden, de hecho tiene el registro de ser todo un grosero y rencoroso. "¿Qué le hiciste?"
"Nada, sólo le prometí que le leería Blanca Nieves o Alicia en el país de las maravillas."
"…No puedo creer que le gusten esas cosas."
"Le gusta el modo awesome en que los cuento."
"Aparte de eso debe haber algo."
"Claro que si, le dije que si no obedece pondría el disco de Zigge Zagge Hoi Hoi que grabaste en un Oktoberfest cuando estabas afónico y con unas cuantas cervezas de más."
"¿¡Por qué grabaste eso!?"
"Para recordarte con amor, y para método de tortura para algunos. Vamos a dar un paseo por el bosque y después vamos a casa para que le prepares algo delicioso a tu awesome hermano mayor."
Dieron un paseo por el bosque conociendo especies nativas del bosque chileno, se entretuvieron conociendo un poco más de variedades. Más tarde fueron al hogar de Gilbert en medio de bosque chileno. Entraron a la cabaña todo parecía estar desbordantemente limpio e impecable.

"Manuel, ya llegaron tus hermanos mayores. Más vale que estés presentable."
"¿Hermanos?" Ludwig se le queda viendo extrañado.
"Como esos lunáticos italianos tienen a Argentina de hermano, ¿Por qué no nosotros tener a ese chicuelo de hermano menor?"
"Con tal que no fastidie mucho…"
"Ya limpie todo." Aparecía el joven castaño tras darse un baño.
"Bien. Ahora Ludwig preparará algo bueno para todos."
"¿Me vas a hacer cocinar?"
"Soy awesome."
"…" Ludwig dio un suspiro. "¿Qué quieres? ¿Kuchen? ¿Strudel?"  
"Mmm, ¿Qué prefieres joven hermano pequeño, discípulo del más awesome maestro?"
"No sé, ve tú… No me gustan las cosas dulces."
"…" Mirada seria de parte de Ludwig para Manuel. "¿Sigues con eso?"
"Jajaja" El menor se pasa una mano por la nuca. "¿Strudel?"
"Bien."
"¿Viene con cerveza de esa que tienes?"
"Nada de bebidas alcohólicas para ti." Le dice Gilbert. "Eso es para los hermanos mayores."
"¡AHG! Pero si soy grande y responsable."
"No sigas."
"Yo soy una persona madura, te lo he demostrado."
"Zigge Zagge Hoi Hoi" Canturreó el prusiano
"…" Esa tonada le trauma.
"Así está mejor, que awesome soy. ¡Vamos a la cocina!"
"…" Ludwig y Manuel le siguen por detrás.
"Ese no fue mi mejor día, que quede claro." Dice Ludwig en un susurro al chileno haciendo referencia a la canción. "No canto así todo el tiempo."
"Ah… Yo… No sé de que hablas."
"Me contó que usa ese disco."
"Bueno, si… Pero no cantas mal, en serio."
"¿De qué hago el strudel?"
"Apfelstrudel! mucha manzana y dulc… Ah, como te guste más." Sonríe levemente.
Detalle: Si vas a leer éste fic te aconsejo que leas primero este; [link] pues se explica un poco la intención previa.

Aviso: No planeo ofender a nadie con lo que hay aquí escrito.

La prusianización del ejercito de Chile trajo toda una remodelación del modelo militar que antes era el francés.
Se reestructura la academia militar, se inaugura la academia de guerra, y en 1900 se crea el servicio militar obligatorio. Todo con una fuerte disciplina y respeto que han logrado hacer del ejercito una institución fuerte y llena de historia.

Para quienes me pidieron continuación aquí les dejo algo, disculper errores que no estoy en mi casa.


Ningún personaje me pertenece, todos son de sus respectivos autores:


Manuel/Chile | Miguel/Perú | Julio/Bolivina - pertenecen Latinhetalia
Arthur Kirkland/UK | Ludwig/Deutschland | Francis Bonnefoy/République Française ª| Gilbert Weillschmidt/Prussia - pertenecen a Hidekaz


Extras:
Personaje Historico: Domingo Santa Maria: [link]

Aureliano - Secretario, ese es inventado.

PD: Zigge Zagge Hoi Hoi [link]

PD: jajaja, ya no estoy escribiendo nada erótico. Logro desbloqueado (?)
© 2012 - 2024 anonymousindarkness
Comments45
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sheda-shadows's avatar
"o las usas tu" B-) (Cool) turn donw for what  de gilbert a manu jajajajaj